Crianza Educación Familia

Un animal no es un juguete, enseña esa valiosa lección a tus hijos

9 diciembre, 2015

¡Es época de regalos! Fiestas, Navidad, Reyes Magos, regalos y más regalos. Muchos niños ya tienen su lista de deseos hecha y seguro que algunos de ellos sueñan con un regalo muy especial: una mascota. Los padres se vuelven muy generosos en estos días y más de uno ideará la gran sorpresa pero, ¿lo tienes claro?, ¿sabes lo que implica acoger y adoptar a un animal? Un animal no es un juguete que se pueda usar y cuando te canses tirar, un animal formará parte de tu familia y será TÚ responsabilidad.

Hoy he sido testigo, una vez más, de cómo una familia se deshace de un animal porque ‘no es lo que esperaban‘. Hace escasas tres semanas adoptaron a una perrita adulta de un refugio de animales. Se les veía muy contentos, responsables, con ganas de ofrecer un hogar a esa pobre perrita temerosa y buena que te miraba con unos ojos llenos de angustia. Los principios no son fáciles, eso lo sabemos quienes tenemos animales, tanto si son cachorros como si traen mochila y son adultos, hace falta tiempo para conocerse y adaptarse. Esto no es llegar y todos felices como perdices.

 

Pero no han aguantado ni un mes, acabo de enterarme que la han devuelto al refugio, ¿motivo? La perra soltaba mucho pelo y por lo visto era ‘inaguantable‘. Los animales tienen pelo, hacen sus necesidades, comen, huelen, vomitan, a veces hacen ruidos, en fin, ¡¡son seres vivos!! ¿En qué estamos pensando cuando una familia decide adoptar a un animal?

Tristemente no es un caso aislado, muchos días veo en las redes sociales como muchos animalitos son devueltos porque o bien suelta pelo, o bien no es muy dócil, o bien es muy mayor o…. en demasiadas ocasiones hay un pero. Y creo que puedo afirmar, pues nuestro hogar lo compartimos con tres peciosas gatas, que lo que falta es respeto. ¡Pues claro que hay peros cuando un animal llega a casa! A veces hay muchos peros. Me dirán que los gatos son fáciles claro, es una gran manera de justificar comportamientos. A todos ellos les invito a mi casa encantada cualquier día para que vean que una de mis gatas, sorda, adora maullar a voz en grito a las 6:15 de la mañana, antes de que suene el despertador, tiene cogida la hora y no quiere que nos olvidemos de darle su desayuno. O que otra de mis niñas (sí, son mis niñas) es una enfermita crónica a la que debo dar una medicación a diario y a veces vomita por toda la casa porque le cae fatal la comida. O que la que falta, mi negrita, come poquísimo y hay que andar tras de ella para asegurar cuánto pienso se ha dignado a comer. Pues sí, parece que «dan guerra». Son mis gatas, mis niñas, con muchos quebraderos de cabeza pero la familia es así, con lo bueno y con lo malo, ¿no?

Lo que me ronda desde que me han contado lo de esta pobre perrita es la lección que esta mujer ha dado a su hijo, le ha enseñado que un animal se puede ‘devolver’ si no te va bien o te incomoda, ¡bravo! Rayo se ha quedado muy impactado y en seguida ha pensado en Sally, su Sally, su gatita sorda a la que adora y de lo que no separa. Él ha entendido que nunca podría abandonarla o dejarla porque se porta mal, o porque suelta pelos (muchos y muy blancos), o porque nos despierta temprano hasta en fin de semana.

Yo no soy mejor que nadie y si tengo animales viviendo conmigo es porque me encanta, a pesar de que me den un poquito de trabajo extra. Pero si dudas, sino sabes si sabrás cuidar a un animal, sino estás dispuesto a comprometerte o a responsabilizarte, ¡¡no tengas animales!! Nadie te obliga.

Un animal no es un juguete. Cuando pienses en regalar un animal piensa en el verano, en los fines de semana; si es un gato piensa con quién se quedará si tu viajas; si es un perro si te apetece madrugar para bajarle a pasear. Piensa en cosas tan rutinarias como esas y en mucho más. Por supuesto no olvides el cariño, la compañía, el nuevo concepto de familia. Si todo en conjunto te cuadra y sonríes al pensarlo adelante. Pero nunca olvides que ellos, al igual que tú, sienten, sufren, son felices, aman.

Un animal no es un juguete. Enseña esa valiosa lección a tus hijos. 

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3 Comments

  • Reply Alex 10 diciembre, 2015 at 09:07

    Totalmente de acuerdo, nosotros tenemos 2 perras adoptadas de 8 y 7 años, y el anterior fue recogido directamente de la calle, una pregunta recurente que me hacían era si cuando naciera el bebé me desharía de ellos, ni de coña, hoy 5 años después puedo decir que el niño y "mis niñas" son inseparables, hace poco me han diagnosticado alergía a los ácaros y la alergóloga insistiendo en que lo mejor eran no tenerlos, tuve que repetirle hasta que me enfadé que no era una opción viable para mi familia, y que tendría que limpiar más y punto, y que su recomendación era totalmente irresponsable,aunque no tuviera perros seguiría habiendo ácaros, y los míos ya nunca durmieron en camas y sofás siempre tuvieron sus propias mantas, fáciles de lavar y cambiar, imagino que alguien con las cosas menos claras y con menos ganas de limpiar o buscando una excusa se habría deshecho de ellos, cuando hay vacunas y antihistamínicos para llevar las alergias.
    Ante todo responsabilidad, y yo siempre digo si no te ves con otro hijo no tengas una mascota, pues nunca ni se vale por si misma y siempre dependerá de tí, mi marido cuando trajimos a la 1ª dijo: "bueno, ya sabes, 15 años de responsabilidad".

    Un saludo, perdona el tochón, pero es un tema que me enerva,

    Verónica

  • Reply Bella Galilea 30 enero, 2016 at 23:17

    Coincido contigo y con el comentario anterior. Adoro a los animales, siempre he tenido y siempre tendré, pero jamás recomiendo a nadie que adopte. Jamás. Y cuando me dice que quieren hacerlo les hablo de la realidad, porque entiendo que no todo el mundo está preparado. Vivir con animales aporta mucho, aporta un amor incondicional muy puro, muchos momentos divertidos, compañía, ternura… Un sinfín de cosas buenas. Pero son una carga extra y, sobre todo, como bien decís, son una responsabilidad. Una enorme. Es una criatura que depende de ti. Y va a seguir así, con suerte, quince, dieciocho años. Tu vida va a cambiar en ese proceso y vas a tener que hacerle un hueco SIEMPRE. Me muero de pena cuando veo a gente adoptar de forma irresponsable o, aún peor, comprar, y luego deshacerse de esos animales (que sienten, sufren) como si fueran cosas. Ojalá se lo pensaran mejor, de verdad.
    Por cierto, una de mis gatas no es sorda, pero adora maullar en la oscuridad. Debe ser que le encanta escucharse. En fin, paciencia jajaja

  • Reply Bella Galilea 30 enero, 2016 at 23:18

    Coincido contigo y con el comentario anterior. Adoro a los animales, siempre he tenido y siempre tendré, pero jamás recomiendo a nadie que adopte. Jamás. Y cuando me dice que quieren hacerlo les hablo de la realidad, porque entiendo que no todo el mundo está preparado. Vivir con animales aporta mucho, aporta un amor incondicional muy puro, muchos momentos divertidos, compañía, ternura… Un sinfín de cosas buenas. Pero son una carga extra y, sobre todo, como bien decís, son una responsabilidad. Una enorme. Es una criatura que depende de ti. Y va a seguir así, con suerte, quince, dieciocho años. Tu vida va a cambiar en ese proceso y vas a tener que hacerle un hueco SIEMPRE. Me muero de pena cuando veo a gente adoptar de forma irresponsable o, aún peor, comprar, y luego deshacerse de esos animales (que sienten, sufren) como si fueran cosas. Ojalá se lo pensaran mejor, de verdad.
    Por cierto, una de mis gatas no es sorda, pero adora maullar en la oscuridad. Debe ser que le encanta escucharse. En fin, paciencia jajaja

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