Mujer

Mindfulness, el comodín perfecto para una maternidad exigente

¿No os pasa que a veces parece que estamos atrapadas en el tiempo, viviendo el día de la marmota? Sí queridas mujeres y madres, así es, hay veces que nuestros días pasan sin grandes cambios y miles de cosas a nuestro alrededor. Bueno sí, hay algo que cambia, LA NECESIDAD. Necesidad de tiempo, de descanso, de silencio, de tener vida en definitiva. Y es que somos muy chulitas sí, vamos con la idea esa de «nosotras podemos hacer dos cosas a la vez«, «si es que podemos con lo que nos echen«, «todo es cuestión de organizarse» y así nos luce el pelo claro. Estas premisas fueron cosa de hombres, estoy convencida. Y nosotras que somos así de dispuestas vamos con ello hasta las últimas consecuencias. Pero hoy vamos a intentar cambiar el chip gracias al mindfulness.

El caso es que son tres puntos súper facilones pero nos solemos poner obtusas y no los cumplimos casi nunca, da igual los motivos. Y entonces llega el día en que petamos, así de claro y la ansiedad y el estrés nos asoman por las orejas. Tarde, llegamos tarde… ¿Qué hacemos entonces?

Lo primero es darnos cuenta de que no necesitamos más tiempo para hacer más cosas, sino que debemos priorizar, hacer lo que podamos y encima sacar un ratillo para relajarnos, para respirar o incluso para darnos el lujazo de no pensar. ¿Coincidís conmigo en que no pensar es un lujo? Dejar la mente parada es como si te tocara la lotería, os lo digo completamente en serio.

El Mindfulness no es como la meditación donde trabajas para dejar tu mente en blanco o bien en un estado de reposo. A ver quien es la guapa que lo consigue del todo y durante más de dos minutos. Yo lo he intentado y es muy trabajoso, esa es la verdad. El Mindfulness deja que tus pensamientos pasen y es que se trata de «atención plena», de centrarse en el momento presente y si ahí tus pensamientos se pasean libremente, pues bienvenidos son.

Y nos ayuda porque puede prevenir la ansiedad, nos ayudará a controlar el estrés y hasta nos permitirá dormir mejor. Esto último para las madres veteranas. Porque madres recién estrenadas, por sino lo sabéis, los primeros años no se duerme porque no te dejan pero cuando te dejan después de «X» tiempo,…., luego tampoco podrás. Es una de las bromas pesadas de la maternidad.

Pero también nos puede ayudar a controlar esos pensamientos negativos que tanto nos gustan y en los que solemos recrearnos a base de bien.

Todo ello se puede practicar intentando controlar la respiración, por ejemplo, o centrando el pensamiento en áreas diferentes…. pero sea como sea, necesitamos tiempo. Y ya vendrán las alarmistas a decirme, «sí claro tiempo, pídeme dinero pero no me pidas tiempo«. Si yo lo sé, que no voy a saber de la necesidad de tiempo. Pero igual que nos esforzamos por estirar esos minutillos para acabar un informe, para preparar la cena o para pintarnos la pestaña en el metro antes de una reunión…. podemos intentar conseguir hoy mismo, ahora, 10 tristes (y seguramente insuficientes) minutos para cerrar los ojos y respirar. Y mira a ver qué pasa. Conste que da igual donde estés, aunque yo te recomiendo dos momentos muy interesantes de los que seguro sacarás partido: la hora de la ducha y el momento antes de irte a dormir.