Tenía pendiente escribir sobre mi lactancia, alguna anécdota, algo interesante. Después de mucho pensar y de leer mucho, he decidido contar cómo fue la historia de mi, de nuestra lactancia. Cuando me han preguntado si fue fácil yo siempre tiendo a decir, «sí, fue fácil, se enganchó enseguida, no tuve molestias ni dolores y el niño mamó siempre a demanda».
Pero recapitulando todo, pensando y recordando me he dado cuenta de que no fue fácil en absoluto. Y de hecho fue casi un milagro que consiguiésemos prolongarlo tanto, hasta los 15 meses de mi hijo.
Vamos por partes. Me quedé embarazada de mi hijo por sorpresa, sin esperarlo. Llevábamos varios años intentando tener hijos sin éxito, pasamos por tratamientos de fertilidad, por un primer embarazo frustrado y de repente y sin esperarlo, me quedé embarazada de modo natural.
Este embarazo fue muy problemático también, reposo, riesgo de bebé prematuro. Pero conseguimos sujetarlo y mi hijo nació con 39 semanas de gestación, en un parto vaginal rápido. Ya escribí en otra entrada hace tiempo de ello, del parto y de las pequeñas complicaciones provocadas por el médico que me atendió. Os animo a leerlo.
Según mi pequeño nació le coloqué al pecho, y chupó, poco pero chupó. Se aferró a mi con sus manitas pequeñas y aún arrugaditas y su boca. Buscó la teta instintivamente, como cualquier cachorrito. Esa noche y el día siguiente son confusos para mi, demasiada gente alrededor, las visitas no solo mías, sino de la compañera de habitación, los miedos de una primeriza, la emoción. A pesar de todo me recuerdo serena. Tenía claro lo que quería y lo que tenía que hacer. Tuve la suerte de tener en la preparación al parto a la mejor matrona que se puede tener. Igual mi marido y yo íbamos con unas ganas tremendas. Habíamos pasado tanto…. Fuimos a todas las clases juntos, vivimos ese embarazo muy unidos, me apoyó muchísimo y siempre estuvo a mi lado. Teníamos claro que queríamos que nuestro hijo mamara, y que lo hiciera el máximo tiempo posible, no había fecha tope.
Al principio no fue fácil, a veces se enganchaba, a veces no, se quedaba dormido, lloriqueaba. La segunda noche fue de órdago, un llanto tremendo, tieso. Las enfermeras decían que eran gases, yo dudaba, pero era inexperta. Se le llevaban, le traían, querían darle un biberón, yo me negué y le puse al pecho. La enfermerá me miró por encima del hombro y salió de la habitación dejándome con mi bebé llorando. No creáis que me ayudó a ponerle al pecho, o que me tranquilizó, o que me explicó nada. Cuando entró y le vio llorar, lo primero que hizo fue llevárselo. ¡¡Viva el apoyo a la lactancia!!.
Pero a pesar de todo conseguí que mi hijo mamara. Cuando nos dieron el alta el niño había perdido peso, como todos, pero la doctora que me dio el alta me recomendó visitara a mi matrona y al pediatra para considerar el darle «una ayuda» de biberón.
Según salí del hospital acudí a mi matrona. El niño mamaba bien, mi posición y la suya eran correctas. Me dio algunos consejos y me fui a casa. La revisión con el pediatra no fue tan bien. El niño tenía un problema de salud, había que llevarlo de nuevo al hospital. De esto también os hablaré en otro momento. Ahora el tema que nos ocupa es la lactancia, y no quiero distraerlo con otras cosas. Mi niño mamaba sí, pero quizá no todo lo que debiera, no ganaba peso. Se dieron cuenta que era consecuencia de su problema de salud, no era por la lactancia materna.
De vuelta al hospital. En su séptimo día de vida ingresamos de nuevo, esta vez en la Unidad de Neonatos. Era ya de noche, un 5 de marzo. Mi niño había mamado ya cuando llegamos. Yo no podía quedarme con él. Me saqué leche con el sacaleches para que se la dieran en un bibe por la noche. Pude sacarme muy poca. Las tomas siguientes serían con leche de fórmula, leche humanizada como ellos la llamaban. Imagináos el impacto para una madre recién parida tener que dejar allí a su hijo. Pero me recompuse como pude, a la mañana siguiente tenía que estar ahí, entera, o lo más entera posible, para atender y amamantar a mi bebé. Y así lo hice.
Solo podía estar con él en las tomas, las espaciaban cada 3 horas y empezaban a las 9 de la mañana. Acababan a las 9 de la noche. Teníamos una salita de lactancia, con unos asientos horribles. Unos asientos que hacían que los puntos de la episiotomía y los internos (las que los teníamos) se nos clavaran hacia nuestros adentros. Pero allí estaba yo, cada 3 horas clavadas para dar el pecho a mi hijo. No era fácil, su enfermedad hacía que se adormilara en exceso, pero yo insistía e insistía en despertarle y hacerle chupar, y lo conseguía, toma tras toma. Entre medias me sacaba leche para que por la noches pudieran dársela en biberón. Me costaba mucho esfuerzo, y generalmente solo llegaba para dos tomas. Cuando llegaba a casa me sacaba de nuevo, en mitad de la noche, por la mañana antes de irme. Siempre estaba con el sacaleches a cuestas.
El niño fue mejorando y mamando mejor, más despierto. Según veía la teta se aferraba a ella, a pesar de los bibes nocturnos, a pesar de no estar con mamá todo el tiempo, a pesar de los médicos.
El día 19 de marzo le operaron, y a las 2 horas de salir de quirófano le di teta, con la vía puesta, conectado con cables a un monitor. Con todo eso, las enfermeras me le colocaron al pecho y yo le amamanté.
Esas enfermeras y auxiliares si sabían lo que era apoyar a una madre para favorecer la lactancia. Allí me reunía yo, en esa sala sin ningún encanto con mamás de bebés prematuros, de bebés enfermos, de bebés con poco peso. Todas con la teta fuera intentando que nuestros cachorros tomaran nuestra leche. Y allí estaban las enfermeras, ayudando, enseñando, con infinita paciencia. Y entre todas nos ayudábamos, nos aconsejábamos. Un grupo de madres amamantando juntas, eso fue de lo poco hermoso que tuvimos en esos días de ingreso.
Por fin el 22 de marzo me le llevé a casa, y mi niño seguía mamando, a pesar de los biberones, de no estar con mamá, de la operación y de todo lo que se nos puso por medio.
No, creo que nuestra lactancia no fue fácil, quizá por eso la valoro tanto, y puse tanto empeño.
20 Comments
Precioso relato… he tenido que contener las lágrimas…Solo de pensar como debías sentirte aquellos días, me pone los pelos de punta!!!
Un beso enorme
Lady A gracias. Me he animado a contarlo así por si puede ayudar a las futuras mamás, a las mamás que están a punto de serlo. La lactancia, con ayuda, con personas a tu lado que te apoyen, que te enseñen si no saben y que resuelvan tus dudas es siempre más sencilla.
El apoyo de otras madres, eso sí que es importante!! Me recuerdo ahí compartiendo salita con aquellas mamás, todas con nuestros problemas pero sonriendo, felices de tener a nuestros hijos ahí enganchados a la teta. Aconsejando a las novatas, explicándoles, ayudándolas. Eso sí que lo eché de menos cuando salimos, reunirme con más madres que dieran el pecho.
En definitiva eso es lo que antes se hacía, la cultura del boca a boca, una madre ayudando a otra, eso es lo que hemos perdido y ahora se intenta recuperar.
Mi madre no dio el pecho, ni supo, ni casi la dejaron. Ella no me pudo ayudar a mi. Si mi hijo tiene hijos algún día, me encantaría poder ayudarles a él y a su pareja.
Yo tuve la suerte de tener un grupo post-parto en el ambulatorio donde la mayor parte de las madres dábamos el pecho ( y seguimos dando )y nuestra comadrona siempre nos ha apoyado y animado.
Mi madre tampoco me dió el pecho ( bueno, creo que lo intentó, pero poco tiempo ) Y es realmente importante que la gente se conciencie de la importancia de la lactancia, tanto para el bebe como para la madre.
entre todas, al final, seguro que lo conseguiremos!!!
Me ha parecido súper emocionante, Belén. Nunca he entendido por qué no ayudan las enfermeras a las madres a dar el pecho, no conozco a nadie que haya estado en un hospital público o clínica privada madrileña que le hayan ayudado, fíjate lo que te digo. Con lo fácil que sería, justo en esos momentos claves, ayudar cuando es necesario…
Ay Belén, me he emocionado al leer tus palabras. Espero que en la II o III parte nos cuentes como termino. Bss
JO. Yo también me he emocionado leyéndote. Ya ves qué lejos estoy yo de estas cosas pero me puedo imaginar perfectamente la fuerza que tuviste que sacar para estar ahí cuando el peque más te necesitaba y siendo fuerte. Ahí, desde luego, es cuando ser 'madre' se convierte en algo determinante, cuando algo te da fuerzas desde la debilidad que debías tener por las circunstancias. Me encanta leer esta historia desde el momento actual, cuando tu niño es ya un niño-grande, estupendamente criado, despierto, listo, cariñoso… Es un relato muy emocionante. Seguro que anima a las nuevas madres a amamantar a los bebés.
Yo fui un bebé 'super-amamantado'. vamos que me enganché a lo bestia y mi madre me dio leche todo lo que pudo. De mis hermanos fui la que más mamé y, yo no sé si será por eso o no, pero soy la más sana. Jamás me he puesto enferma. Casi nunca. Poquitos constipados y jamás fiebres. jamás infecciones fuertes. Soy pésima comedora (de siempre, como un pajarito) y nadie podía obligarme nunca a comer más porque me veían tan fuerte, tan sana… a lo mejor algo debe tener que ver esos primeros meses enganchada a la teta.
¿no?
ahora podrás ayudar a tu hermana, qué bien. seguro que agradece tus consejos. por cierto… ¿¿cómo vamos??
muchos besos
LadyA, qué maravilla, quedar para amamantar, qué bonito y qué necesario. Yo no lo hice, pero me hubiera encantado. Se comparte mucho, inspira mucho.
Mamá cc, pues sí, aunque vayas preparadísima, concienciadísima y demás, la ayuda en los primeros momentos es fundamental y necesaria. Afortunadamente hay ahora muchos más profesionales concienciados y dispuestos a echar una mano a esas mamás recién paridas llenas de dudas y miedos. Esperemos que se siga trabajando en esta línea, en la línea de ayudar que es lo que hace falta.
Gracias Ana María, como siempre gracias por tus palabras. Seguiré contando.
M.R.G. la verdad es que cuando he echado la vista atrás he recordado cosas y sentimientos que aunque no olvidados si habían quedado muy guardaditos. La verdad es que cuando cosas así suceden uno nunca sabe de donde saca las fuerzas. Me recuerdo allí en la sala de espera, pasando el día, con mis puntos, mi cuarentena, mis miedos, mi ansiedad, qué días tan malos. Pero contaba los minutos que quedaban para ver a mi bebé. Él era lo único que me mantenía en pie, y confieso que a veces era muy difícil aguantar aquello. Pero lo logramos, todos, la familia, él, todos fuimos fuertes, porque en esas circunstancias hay que serlo sí o sí.
Mi relato intenta que muchas madres con muchos miedos vean que aun en las circunstancias más adversas esto es posible. ¡Ojo!, había las mismas posibilidades de que saliera bien como de que saliera mal, pero salió, y eso es lo importante. Luego cada mujer es única, cada parto único y cada cual sabe lo difícil que puede llegar a ser.
Y si quiero que algo se saque en claro de lo contado es que es muy importante buscar ayuda, de profesionales, de grupos de lactancia, de otras mamás. Alguien que nos entienda, nos ayude, y nos oriente.
Mi hermana pues sigue igual, dilatando a poquitos como debe ser, con muchos dolores, molestias… todo lo esperable en una embarazada de 38 semanas.
Me ha encantado tu historia pero creo que aún más tu fuerza por seguir luchando, por querer lo mejor para tu hijo.
Mi primera lactancia fue frustrada y la tuve que complementar con biberón aún así le seguí dando el pecho hasta lso dos años.
La segunda vez todo fue más fácil. Tuve suerte de tener una matrona estupenda que me ayudó.
Ahora pienso que la primera vez fallé por todos los comentarios del tipo "teta cada tres horas".
Gracias Rebe. La verdad que lo de la fuerza no es que tenga mucho mérito. De sobra sabemos todas las madres que en el momento que nuestros hijos nacen lo daríamos todo por ellos. Una nunca sabe de donde saca las fuerzas, pero las saca, para todo!!
Por lo menos pudiste seguir amamantando a Mayor, y eso te ha servido para poder triunfar con la peque. Me alegro mucho que esta vez todo fuera como tu deseabas, pero eso ya lo sabes que me he hartao de ponerlo en tu blog 🙂
Ains, qué angustia he pasado leyéndote… Tuvo que ser tremendo dejar a tu bebé ahí, la operación y todo lo demás…
Me alegro mucho de que fueses tan cabezona y de que encontraras a gente que ayudase a seguir siéndolo!!
Un abrazo!
Joer q se me escapa la lagrima¡¡¡¡Se me ha quedado un cuerpo…
Siento q pasarais esos dias tan duros en los primeros dias de vida de tu bebe. No me puedo ni imaginar lo duro q debio ser.
Ole por ti Belen, por esa fuerza q demostrastes para conseguir una exitosa lactancia materna a pesar de los elementos en contra.
Un abrazo.
Una campeona, una luchadora. Un ejemplo. Gracias por contar tu historia, Belén, de verdad.
La lactancia materna es siempre lo mejor para cualquier bebé (aunque a veces las circunstancias, muchas y variadas, no lo permitan), pero mucho más aún para los bebés cuya salud está comprometida tan al principio. La leche, nutritivamente, les alimenta, pero la cercanía y el calor de sus madres, yo creo que tanto o más. Puedo imaginar la energía que desprendíais ese grupo de mamás y bebés, qué momento tan grande… 🙂
Un beso, y enhorabuena!
Se me ha puesto la piel de gallina!!! enhorabuena por tu empeño!! yo siempre pensé que si mi sobrino, que nacio prematuro y con bajo peso a consequencia de eso fue a la incubadora varias semanas, hubiese tenido personal más adecuado, hubiese podido ser alimentado por mi cuñada. Me alegro mucho que tu lo consiguieras
Que bonito tu relato,como te entiendo lo de ir cada tres horas al hospital a darle el pecho.
A mi me dieron el alta con el bebe,pero me mandaron que le llevaria al dia siguiente para hacerle un analisis de la bilirubina y le dio que la tenia muy alta que tenia ictericia y que se tenia que quedar ingresado.
Casi me muero;mi marido y yo llorando como magdalenas,no teniamos ni idea de lo que era y tampoco nos informaron,pero bueno estuvo 48 horas en una cunita con lamparas ultravilote y los niveles de bilirubina le bajaron y le dieron el alta.
Alli en aquella salita con las mamás dando pecho,compartiendo experiencia y en su mayoria primerizas fue increible,de ver bebecitos superchiquititos como se aferraban a sus mamis.
Mamá en alemania, sí la verdad que fue muy duro. Creo que de eso y lo que vino después nunca me recuperé. Ese miedo y esa angustia las tengo ahí a flor de piel.
Mamádejulio, gracias.
Caro, lo importante aquí es que todas debemos contar nuestra historia, porque eso ayuda a otras madres. Tanto si la lactancia fue un éxito como si no, todas las experiencias ayudan muchísimo.
Estanjana los bebés prematuros son tan complicados…. todo es tan difícil. De los que yo vi en neonatos, algunos consiguieron después de tiempo de sonda y luego de bibes engancharse a la teta. Eso sí, veía a sus madres sacarse la leche como locas porque así se lo recomendaban los pediatras. Y por sonda les daban la leche de sus madres, maravilloso, simplemente maravilloso.
Kithy, compartí lactancia con muchas madres cuyos bebés tenían ictericia. Y al cabo de pocos días marchaban a casa. Siempre es angustioso dejar a tu hijo en el hospital, sea o no grave lo que tenga. Y comprendo tu angustia, tu miedo y tus lágrimas.
Me he emocionado. Cuanto me hubiera gustado que alguien me ayudara a mi cuando nació mi hijo. Me alegro que al final consiguierais la lactancia y la mantuvierais durante tanto tiempo.
Treinteañera, si vuelves a tener otro hijo, cuenta conmigo para ayudarte en la lactancia, si así lo deseas.
Me estoy empezando a plantear esto de recuperar mi profesión (la psicología) pero orientada a la maternidad.
No, no fue nada fácil. Tuvo que ser horrible dejar a tu niño, tan chiquitín, ingresado, se te desgarraría el corazón. Y muy difícil seguir dándole pecho en esas circunstancias, sobre todo porque la lactancia no estaba aún estabilizada.
Una cosa: ¿qué sacaleches usaste? Es que el manual que yo compré en Prenatal no me fue bien y tengo intención de comprar otro ahora para cuando me reincorpore al trabajo…
Laky usé un sacaleches manual muy básico de Avent. Ahora los hay bastante mejores. Mi hermana supongo que querrá ahora comprarse uno, te diré cual elige y cómo le va.
Enhorabuena por tu esfuerzo y tus 15 valiosos meses de lactancia, le diste lo mejor. Yo ya llevo 12!! besitos.