Familia

Quién cuida de las madres cuando estamos enfermas

6 febrero, 2017

El mes de febrero es traicionero, igual te luce un sol precioso que una ventolera te lleva sin pudor o una helada te pilla sin rascador en el coche. Y sin darnos cuenta llegan mocos, tos, catarros y si tienes la peor de las suertes hasta gripe. Esta asmática tardía tiene auténtico pavor a cualquier mala tos que ronde porque las consecuencias son un desastre como podréis imaginar. Pero si malo es caer enferma, peor es caer enfermas y ser madres.

¿Quién cuida a las madres cuando estamos enfermas?

Si los niños caen malos o algo les ronda ahí estamos nosotras, infalibles, siempre pendientes. No hace falta más que una mirada de reojo para percatarnos de si tienen décimas, de si las van a tener (sí, sí, desarrollamos una bola de cristal en nuestro interior y un ansia viva de ser pitonisas), del grado de gravedad y de si el foco está en garganta, pecho o estómago.  Si el que cae malo es papá pues más de lo mismo, asumimos sus tareas y adelante con todo. Pero no sé vosotras, yo temo caer enferma porque la estructura se tambalea cuando falto 24 horas de mi rutina habitual. ¿Os pasa?

¿Queremos hacerlo todo? ¿Somos insustituibles? Realmente creo que ni una cosa ni la otra, pero sí es cierto, al menos en mi caso, que soy el alma organizativa de la casa. Y cuando falto por uno u otro motivo todo se hace más complicado. Cada uno asume su papel en esta familia y uno de los míos es ese. Así que en esta época y con mi historial de asma tiemblo cuando algún amigo de clase de mi hijo está enfermo o cuando él estornuda más de la cuenta. Lo bueno de que los niños se hagan mayores es que se van inmunizando a todo y lo que antes eran cinco catarros leves y dos con fiebre durante el invierno, ha quedado minimizado a un par leves. Lo malo de esta ecuación es que son portadores de los peores virus que puedas imaginar. Ellos lo pasan sin pena ni gloria y tú, como tengas la mala suerte de engancharlo, estarás a morir mínimo un par de días.

Pero en respuesta a la pregunta inicial, ¿quién nos cuida? Pues casi siempre nos cuidamos solas, porque papá bastante tendrá con cuidar a los churumbeles y asumir tus tareas. Si tienes la gran suerte de tener a la familia cerca, tu madre, tu santa madre, te traerá un buen tupper de sopa de pollo calentita, de esa que todo lo cura. Si la suerte no te acompaña esta vez asúmelo, métete debajo del edredón y deja que los virus se mueran de aburrimiento y se marchen.

¿Cómo les plantamos cara a los virus?

La técnica de esconderse debajo del edredón es buena, muy buena de hecho. El reposo, dormir y olvidarse del mundo aunque sea sólo un día hará maravillas. Pero vamos a ayudarnos de alguna que otra cosita: tus amigos el paracetamol y el ibuprofeno no pueden faltar en tu mesilla de noche. Aunque un nuevo aliado se puede unir para hacer un trío infalibre, Cortagrip de Laboratorios Esteve. ¿Por qué me gusta? Primero porque puede prevenir o asustar a los virus cuando aparecen en los primeros síntomas. Y segundo porque si ya has caído puede incluso acortar el período de KO bajo el edredón.

¿Cómo actúa Cortagrip?

Aplicado en la boca, crea una barrera protectora natural en la zona que es por donde suelen entrar los virus a nuestro cuerpo. Nos ayudará a reducir la probabilidad de que el virus se desarrolle y de contagio. Es apto también para niños a partir de 4 años, es decir, contamos con un aliado para toda la familia.

¿Qué más podemos hacer para prevenir?

La prevención sigue siendo la mejor arma que podemos emplear en estos casos y para ello no debemos olvidar lo importante de una dieta saludable para toda la familia rica en fruta y verdura fresca, legumbres, junto con carnes y pescados magros. Este es un buen momento para decir que los niños deben aprender a seguir estas recomendaciones y desde luego no hay que hacer nada extraordinario, sólo darles ejemplo. Introduce una pieza de fruta, como mínimo, en su desayuno y en su merienda. Tanto para comer o cenar que no falte un plato de ensalada verde en la mesa. Haz la guerra a la bollería industrial o a aquellos productos con cantidades indecentes de azúcar.

Es tiempo de catarros y gripes, ¡vamos a cuidarnos!

You Might Also Like

1 Comment

  • Reply Esther 9 julio, 2017 at 02:42

    La respuesta es, en muchos casos, nadie. Recuerdo vivamente un episodio de mi infancia, familia normal, padre que trabajaba mucho, madre ama de casa, mi hermana melliza y yo, los abuelos vivían lejos, a varios cientos de kilómetros. Un lunes mi madre despertó con molestias en un ojo, nos llevó al colegio y dijo que se iba al oculista, es muy miope y siempre ha tenido mucho cuidado con los temas de la vista. A mediodía nos vino a recoger una vecina para comer en su casa porque a mi madre la habían mandado a urgencias, por la tarde lo mismo, con la vecina que tenía las llaves de casa y nos llevó a coger ropa para unos días, a mi padre ni lo vimos, después del trabajo se iba al hospital. Justo al lunes siguiente volvimos a casa, ese día fue especial porque es de los pocos que recuerdo que vinieron a recogernos los dos, mi padre y mi madre. Mi madre estaba pálida, llevaba sus gafas de siempre y en el lado izquierdo un parche enorme de gasa y esparadrapo. Con el tiempo nos enteramos de que aquella mañana las molestias de mi madre habían sido por un desprendimiento de retina y en el hospital vieron que el desprendimiento lo había causado un tumor que crecía dentro del ojo. Después nos enteramos de que detrás de aquel parche ya no había ojo, se lo extirparon tres días después de aquel lunes y al lunes siguiente vino a recogernos al colegio, el martes mi padre se fue a trabajar y mi madre volvió a su rutina de llevarnos al colegio, hacer la casa, ayudarnos con los deberes. Una semana, la que estuvo ingresada, fue todo lo que tuvo para reponerse de aquello. Después le dieron el alta y con la herida aún sin cicatrizar, el miedo en el cuerpo y un sólo ojo que encima tiene once dioptrías, le tocó volver a su vida de siempre, a cuidar de los demás, con sólo 29 años. Yo siempre digo que mi madre, además de un ojo de cristal, tiene una voluntad de acero.

  • Leave a Reply