Tal día como hoy hace ya 3 años me levanté temprano, era lunes y tenía cita con el tocólogo a las 10 de la mañana. Estaba de 39 semanas y el día anterior había estado algo molesta. Sabía que en cualquier momento sucedería, pero no estaba nerviosa. Me habían insistido en ir a urgencias durante todo el fin de semana, pero sabía lo que tenía que hacer y estaba contenta por ello. Me sentía segura y confiada, mi matrona me había enseñado bien.
Al verme el tocólogo su primera pregunta fue “¿pero aún estás así?” Esperaban que me pusiera de parto desde la semana 34, el bebé estaba muy encajado. Me reconoció y me dijo “ala, estás con más de 4 centímetros de dilatación, vete al hospital que de hoy no pasa. Pero no tengas prisa, no corras, deja pasar un par de horas y así preparas tu cosas y vas con más calma”. Mi primera reacción fue sonreir abiertamente, qué emoción, por fin había llegado el día. Os prometo que no me puse nada nerviosa, lo había esperado tanto, lo había deseado tanto que estaba preparada. Mi marido ya era un mar de nervios cuando salimos de la consulta. Vinimos a casa, preparé mi bolsa, mi ropa. Incluso barrí la casa, y recogí ropa que tenía sin ordenar, ¡qué cosas! Lo del síndrome del nido es tremendo. Estaba tan tranquila. Y casi a la una de la tarde dije que ya era el momento de irse. Llegamos a La Paz y la enfermera me preguntó qué me pasaba, son de traca, pues que voy a parir mire usted, me dieron ganas de decirla. Pero no, educadamente la expliqué que me había visto el tocólogo y bla, bla, bla, bla. Muy incrédula me pasó a un box y cuando la doctora me vio le dijo“anda subétela a ingresar que esta señora está a punto de dar a luz”. ¡¡¡¡Inútil!!! Me dieron ganas de espetarla a la cara. Pero estaba tan contenta que no me importó.
Me prepararon, me pusieron en la sala de dilatación, espaciosa, pintada de azul, todo muy nuevo, había un ventanal enorme por donde entraba el sol, era un día frío pero muy soleado. Pedí la epidural, por supuesto quería epidural, y todo fue como la seda, a las 16,05 horas nacía mi hijo, en dos empujones y sin ningún esfuerzo. Y ahí estaba por fin, encima de mi, hermoso, lleno de vida. No os puedo describir el momento, se paró el tiempo, acababa de suceder un milagro, mi milagro.
Y hoy hace 3 años de ese fantástico milagro, el milagro que me ha cambiado la vida, que me ha hecho mejor persona y que me hace sonreir con solo pensar en él.
Felicidades cariño, te quiero muchísimo.
7 Comments
¡Qué bonito! Me encanta leer estas cosas. Es un momento tan especial, ¡seguro que no lo olvidarás jamás!.
¡¡¡Qué bien contado, Belén!!! Me has emocionado mucho leyéndote. Es una historia sencilla, personal, como tantas… Pero es que son estas cosas tan milagrosas las que hacen que la vida tenga un sentido que ni siquiera alcanzamos conscientemente a entender. Ese pequeño es un tesoro y en estos tres años nos ha dado muchas alegrías a todos, a sus papis especialmente, y a los que disfrutamos mucho viéndole crecer y aprender. ¡¡¡Felicidades, calamar!!!! (le llamo así por aquella broma de que vestirle de pequeño era como tratar de meter a un calamar en una red, lo aclaro para tus lectoras, jejeje)
(M.)
Felicidades a tu peque, 3 añazos ya ¿a que el tiempo pasa muy deprisa? 😉
Y gracias por compartir ese momento tan bonito con nosotros. La verdad es que es imposible olvidar el momento en el que ese trocito de vida llega hasta nosotros 🙂
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http://lallavedelbaul.wordpress.com/
Eva, no, no lo olvido, ni lo olvidaré jamás, fue mágico y maravilloso.
M. pues sigue siendo un calamar, pero ahora de los gigantes, lo malo, que ya no puedo con él, tiene tanta fuerza que a veces me supera. Me ha salido nerviosillo el niño que le vamos a hacer. Aunque la historia ya la sabes de primera mano, me alegra que te haya gustado leerme.
Tifoidea, pues sí, el tiempo pasa muy muy deprisa. Me quedo paralizada mirándole, y dándome cuenta de lo distinto que es al niño de hace unos meses. Me doy cuenta cada día de como va cambiando y me emociono.
Muchisimas felicidades, mamá!! Enhorabuena por el comienzo tan maravilloso de una historia que comienza con el nacimiento de un hijo tan querido y sigue en el día a día con sus sonrisas, sus besos y su evolución como persona. Un besazo para ese peque tan estupendo que alegra y da sentido a la vida de su mamá!
Belen he llegado a tu blog a través del de mamá contracorriente…me encanta leeros…
Me ha emocionado cómo has contado el día del nacimiento de tu hijo.
Yo ahora estoy embarazada (ya de 30 semanas) en las clases de preparación al parto nos han insistido mucho en la importancia de vivir ese día desde esa tranquilidad, felicidad, calma que tú has transmitido en ese día tan especial…Un abrazo
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Orange
Felicidades por tu embarazo. Y créeme si te digo que es un momento único, irrepetible donde los nervios no caben, no deben velar la emoción, el amor que sentirás al ver nacer a tu bebé. Disfrútalo…. y cuéntame! Gracias por leerme 🙂