Dicen que la sociedad avanza, que la educación ayuda, que los tiempos han cambiado. Pero la realidad es que el machismo sigue presente en nuestro día a día. En los comportamientos sociales, en la televisión, en el cine, en la calle. Y por supuesto el machismo llega a los colegios, a los niños y a su inocencia.
Educar es una ardua tarea que te obliga a replantearte muchas premisas que tenías grabadas a fuego en tu alma. Tienes que sumergirte en esa educación recibida en su día para hacer criba, eliminar o mejorar aquello que desees. Y luego pensar muy mucho cómo y qué deseas transmitir a tus hijos. Sin duda lo más fácil es cerrar los ojos y delegar, dejar que el colegio y el mundo en general les eduque. Lo más complicado es elegir aquellos principios y valores que deseas conformen sus pilares fundamentales. Es lo más duro sí, pero también lo más hermoso y gratificante, porque no decirlo.
El machismo es una lacra que sigue impregnando nuestras vidas
Las mujeres lo sufrimos, a los hombres, desde niños se les enseña, se les sigue enseñando. Perpetuando así una cultura arcaica, antigua, sin valores sanos y correctos. Cuando los niños son educados en el machismo, por muy leve que sea, no se dan cuenta de los matices. Se dejan llevar porque además si eres niño el machismo te envuelve en ese halo de superioridad simplemente por pertenecer a un género y no a otro.
No nos engañemos, no es fácil explicar a un niño que un hombre ha despreciado a una mujer porque se cree superior por su género. Y cuando empleo el término despreciar podría sustituirlo por otros mucho más violentos o denigrantes. Pero cuando le hablas a un niño de esto se hace evidente que el machismo no es innato, sino que se aprende. Porque sí, yo he llegado a escuchar argumentos que defendían la idea de que el hombre es machista por naturaleza. Vivir para ver.
Pero sigue sucediendo
Rayo me contaba muy sorprendido la otra tarde al venir a casa que un amigo suyo es machista. Su amigo, de 9 años (angelito) opina que las chicas no deben jugar al fútbol, eso es cosa de chicos. Se lo había dicho su padre, eso y que los hombres y las mujeres no pueden hacer las mismas cosas. «Ellas no pueden por ser chicas» le había contado la criatura. Mi hijo llegaba con la boca abierta porque no entendía esas afirmaciones. Él que está siendo educado en la igualdad y en el respeto. Me di cuenta que no necesitaba muchas argumentaciones por mi parte, quería contármelo para él solito pasar a enumerar las razones por las que su amigo estaba equivocado.
Esta es la prueba de que la educación es la herramienta adecuada para eliminar la lacra del machismo y sus terribles consecuencias.
1 Comment
Que niño con las ideas más claras el tuyo. Tu misma lo has dicho, la educación es la clave y ya no hace falta irse a esos extremos, Cuántas veces hemos oido que una niña con un vestido esta guapisima y si lleva pantalones ni la miran? ¿Cuántas veces ha de ser el niño el fuerte y el que ayude a su madre? Y así podríamos seguir hasta no se cuando.