El viernes por la tarde cuando papá dio por concluída su semana laboral (bien intensa por cierto), se llevó al peque a la Biblioteca a devolver unos libros, elegir otros nuevos y a dar una vuelta cual dos camaradas. Cuando llegaron a casa y abrí la puerta lo primero que mi hijo soltó por esa boquita fue:
-«mamá te hemos traído un regalo, ¿puedo abrirlo contigo?
La cara de su padre era todo un poema como podéis imaginar, pero un poema con una gran sonrisa.
Intentó, en vano, que no siguiera contando más y que se quedara calladito, pero muy lejos de eso, siguió dándome detalles.
Así que al final papá no tuvo más remedio que adelantar el día de la Madre al viernes por la noche. Mi niño al darme los regalos disfrutó tanto como si fueran para él, los abrió conmigo y me dio un enorme abrazo diciéndome Felicidades. Incluso me cantó el Cumpleaños Feliz. Y es que para él todo lo que conlleve regalos, festividades y celebración implica un cumpleaños.
7 Comments
Ooohh, te comprendo, yo también estoy muy enamorada!
Estos chicos como nos conocen…
Si es que les puede la impaciencia, pero total que más da que te lo den un día que otro, a ti te hace la misma ilusión.
Mamá (contra) corriente, hace un rato leí tu entrada de hoy, ambas hemos coincidido en el enamoramiento, por qué será, je, je. Nos tienen locas, es lo que pasa.
Ricinhos, no lo sabes tu bien, a mi me tienen más que calada.
Treinteañera, casi me hizo más ilusión que fuera el viernes, fue algo improvisado, nuestro, bien bonito.
Cuando son muy pequeños no pueden aguantar los pobres. El mío este año ha sido el primero en esconder el regalo y esperar hasta el domingo para dármelo. Pero la ilusión con que lo dan y la carita de satisfacción que ponen es todo un poema!
Felicidades, por ser el día que es (aunque no te guste esta celebración) y por los tesoritos que tienes. Un beso!
Que monada!!! Lo de no esperar es algo normal. Mi hijo, es este año el primero que ha sido capaz de esperar a darme mi regalo. Igual que el día del padre. Los años anteriores no le daba la paciencia. Veo que a Laky le ha pasado lo mismo, así que la clave de la paciencia debe estar en los 6 años. 😛
—-
http://lallavedelbaul.wordpress.com/