Maternidad Mujer

¡Ojo! Suelo pélvico en peligro

22 enero, 2018
suelo pelvico

Hace casi once años que tengo problemas con mi suelo pélvico. El mismo número de años del nacimiento de mi hijo. A raíz del parto y del maltrato sufrido en el mismo –ya no voy a andarme con rodeos, a las cosas hay que llamarlas por su nombre- a día de hoy puedo decir que mi periné está en serio peligro.

Todo apuntaba a que sería un buen parto. En aquel momento me sentía bien conmigo misma, no había miedo. El trabajo de parto lo hice en casa, muy tranquila y serena. Llegué al hospital con más de 5 cm de dilatación. El niño perfectamente colocado y yo lista para lo que se avecinaba. Menos de dos horas después de mi ingreso estaba empujando. Dos pujos fueron suficientes. Al poco tiempo el ginecólogo entraba, apurado, y arrancaba la placenta sin miramientos. Hemorragia y desgarro severo. Más de 40 puntos y lo que quedaba por llegar. Ese fue el principio de la historia de mi suelo pélvico.

Durante mi embarazo no realicé ningún tipo de ejercicio preparatorio pues fui condenada al reposo absoluto durante todo el segundo trimestre y a reposo relativo durante parte del tercero, ¡una fiesta! La zona iba debilitada pues un año antes había tenido el parto de mi primer hijo, como muchos sabéis fallecido a las 24 semanas debido a una corioamnionitis. Dos partos seguidos, cero recuperación y cero preparación pélvica, así llegaba yo a mi segundo parto.

No me cuidé después, no pude hacerlo. Y cuando quise darme cuenta me encontré con serias dificultades en mi periné. Pedí ayuda, me informé y realicé un poco de rehabilitación con una fisioterapeuta especializada. Durante un tiempo logré controlar y mejorar la zona. Pero si algo es indispensable es la constancia y yo confieso que no la tuve. Ejercicios esporádicos, rutinas incompletas y dejaded. Sí, para qué voy a negarlo, esa es la realidad, sabía que mi tono muscular perdía fuelle pero no puse el empeño suficiente.

No soy de propósitos de año nuevo, pero hace unas semanas me prometí a mí misma poner de una vez por todas solución a este problema. Y eso pasaba por acudir a un profesional en condiciones que me valorara y me contara mi realidad, por muy dura que fuera. Y acudí a Maternatal. Conozco a Sara Cañamero, matrona y directora de este centro pensado para la mujer, hace ya mucho tiempo. No es un post patrocinado, por si os lo estáis preguntando. No tendría nada de malo, pero en este caso no es así. Necesitaba a una persona en la que confiara y a una buena profesional. Y Sara reunía ambas condiciones. Y allí estaba yo, sabiendo que lo que me iba a decir no sería muy positivo, dispuesta a asumir y a poner de mi parte para mejorar.

Prolapso uterino

El desgarro tan impresionante que sufrí durante el parto ha dado lugar a adherencias que al no ser tratadas han empeorado, a puntos dolorosos repartidos por diferentes partes del útero. Y la falta de constancia y ejercicios adecuados ha dado lugar a un prolapso uterino de grado I-II. En este grado aún podemos conseguir recuperarlo con rehabilitación, ejercicio y mucho empeño (o eso dice Sara). A partir de grado III ya hay que plantear la cirugía como opción.

Diástasis de rectos

¿Sabéis lo que la diástasis de rectos? Sara lo explicaba en este post de una manera muy clara y sencilla. También hay un poquito de eso, pero muy poquito por fortuna.

Te recomiendo su lectura porque no pocas mujeres lo padecen y hay programas de rehabilitación que pueden ayudar mucho.

Contracturas

Sí, también tengo contracturas a nivel pélvico, que llegan hasta el diafragma. Increíble, ¿no os parece? No somos conscientes de la importancia de la musculatura pélvica, cómo puede afectarnos e incapacitarnos.

Plan de ataque para mejorar mi suelo pélvico

Puede que penséis que debo estar hecha polvo, pero nada más lejos de la realidad. Soy muy optimista y estoy afrontando todo de una manera muy positiva. Para ello tengo tres ideas muy claras:

  1. No hay culpas ni culpables. Cierto que podía haber hecho más, pedir ayuda antes, ser más constante. Pero mira esto es lo que hay. Ha habido circunstancias que no me han permitido cuidarme como debía. Y aunque no hubiera sido así, ¿sirve de algo flagelarse? Lo realmente importante es asumir la situación y buscar soluciones.
  2. Ahora toca esforzarse y asumir la tarea. Ayer mismo saqué tiempo de debajo de las piedras para realizar los 20 minutos sugeridos por Sara de hipopresivos. Rutina, disciplina y motivación.
  3. Empezaré rehabilitación con la fisioterapeuta de Maternatal en dos semanas. Otras cosas tendrán que esperar, lo más importante ahora mismo es dedicarme ese tiempo y avanzar.

El plan de ataque está encima de la mesa y habrá que ir paso a paso. No tengo intención de tirar la toalla. Me va a costar tiempo, me va a costar esfuerzo, me va a costar dinero. Pero toda esta inversión tendrá una gran recompensa.

Me niego a ser usuaria de compresas por incontinencia urinaria; me niego a pasar por quirófano sin al menos intentar una rehabilitación cuando aún estoy a tiempo.

Es tu turno

Y ahora te toca a ti, ¿cómo está tu suelo pélvico? ¿Notas alguna de estas señales?

  • Pérdidas de orina, frecuentes u ocasionales
  • Escapes de orina si toses, estornudas o corres
  • Molestias en las relaciones sexuales
  • Sensación de pesadez en la zona del periné

O puede que tengas algún síntoma de diástasis, esa barriguita perenne que no se ha ido después del postparto.

Yo te recomiendo una valoración para salir de dudas. Saber cuál es tu estado real para ponerte manos a la obra y hacer las cosas con cabeza.

Seguimos sin cuidarnos debidamente, desoyendo las señales que percibimos perfectamente. El ciclo femenino sigue desatendido y las primeras en no atenderlo debidamente somos nosotras. Flaco favor nos hacemos.

Olvidemos los tabúes

Lo primero que hay que hacer es hablar de ello, olvidar los tabúes y confesar. Yo os confieso que el prolapso uterino presiona mi vejiga con lo que tengo continuamente una sensación de urgencia y ganas de orinar, aunque no tenga la vejiga llena. Es algo que me incapacita mucho y que provoca ciertas conductas que no son normales: evitar beber agua si voy a salir a la calle o si voy de viaje por ejemplo. No puedo correr o saltar. Eso entre otras cosas.

Asumir, aceptar y actuar. Una triple “a” como propósito para 2018. Prometo un post a final de año contando la evolución.

Hipopresivos con mamá en forma

El caso es que yo he ido practicando mis ejercicios, aunque de manera muy intermitente. Aquí me tenéis con mi amiga Marta de mamá en forma, dando pautas de cómo realizarlos. ¡¡Ella sí que se cuida!! Es un vídeo de hace tiempo, ¿qué os parece?

You Might Also Like

No Comments

Leave a Reply